Como sabemos, una lesión cerebral tiene un gran impacto sobre la persona afectada y también sobre su familia y entorno más cercano. Debido al daño cerebral el paciente sufre una serie de consecuencias físicas, cognitivas, conductuales y emocionales que alteran su funcionalidad y autonomía. Las personas que ejercen de cuidadores principales atraviesan una importante situación de estrés tras la lesión, asumiendo la ardua tarea de compensar la pérdida de independencia del paciente, intentando entender y gestionar las posibles alteraciones cognitivo-conductuales, y/o modificando los roles familiares para ajustarse a esta nueva situación.
Esta difícil circunstancia se ve acentuada por la situación que estamos viviendo, en la que tenemos el deber de permanecer en casa durante varias semanas.
Desde la Sociedad Española de Neurorrehabilitación (SENR), os comentamos una serie de recomendaciones generales para el cuidador de personas con daño cerebral.
Antes de nada, es importante señalar que cada paciente y cada familia tiene unas características diferentes y únicas, por lo que os recomendamos que siempre tengáis en cuenta las pautas que os ha indicado de forma individual el Equipo de Neuropsicología, si os atienden en Servicios de Neurorrehabilitación especializados.
Las alteraciones conductuales pueden suponer un reto importante para la convivencia.
- En primer lugar, queremos recordar que la forma de ser y de comportarse del paciente, ha cambiado, por lo que nosotros también debemos cambiar nuestra forma de relacionarnos con él.
- Tras una lesión cerebral, la persona afectada se va a beneficiar de un ambiente estructurado, con rutinas predeterminadas. Os recomendamos organizar su rutina en un horario o plan de actividades, lo que permitirá al paciente saber que va a pasar en cada momento y prepararse para ellos. En la medida de lo posible, respetemos esa rutina y no la sometamos a muchos cambios.
- Os recomendamos también que la persona que ha sufrido daño cerebral esté en un ambiente tranquilo, sin estímulos excesivos. Cuando queramos captar su atención, deben evitarse distractores como la televisión, la radio, etc.
Ante un conflicto o una situación complicada, las más adecuado será:
- No razonar la idoneidad o no de su conducta.
- Permitir, si ello no es peligroso para sí mismo o para lo demás, que exprese lo que siente.
- Pasado el momento más álgido de la alteración conductual, tratar de “encapsular “dicho problema; es decir, no recordar lo sucedido y no intentar que el paciente cambie su conducta o su punto de vista. Se intentará no juzgar la situación acontecida, no prestarle más atención y dirigir nuestra atención hacia otra cosa.
- También puede ser útil controlar los estímulos desencadenantes de los problemas. Es decir, si identificamos que se irrita con un tema en concreto, intentaremos anticiparnos y evitar ese “estímulo”, disminuyendo así la posibilidad de que el problema se desencadene.
Por último, recordar, que el cuidador debe procurar estar cuidado también; y que debemos impedir que el sobreesfuerzo que puede suponer atender a una persona con daño cerebral sea excesivo y nos desborde. Para ello, y en la medida en que las circunstancias actuales lo permitan, les recomendamos:
- NO ser el ÚNICO CUIDADOR, involucre a otros.
- COMENTE la evolución del paciente con sus familiares u otros cuidadores. Comunique al resto de la familia sus sentimientos y sus temores para hacerles partícipes del problema.
- DEDIQUESE TIEMPO a sí mismo, y no se sienta culpable por ello.
- HÁBITOS DE VIDA SALUDABLE.
- MOMENTOS DE RESPIRO: Procure tener un tipo reservado para hacer cosas propias y que le plazcan.
- INTENTAR FACILITAR LA AUTONOMÍA DEL FAMILIAR AL MÁXIMO. Dejar que haga lo que puede hacer, aunque tarde más tiempo.
- FAVORECER LA ADAPTACIÓN DEL ENTORNO, procurando que este sea estable y seguro. Nos ayudará a evitar accidentes innecesarios.
- EVITAR EL ESTRÉS en la medida de lo posible, planificando de antemano las situaciones conflictivas.
- UNA ACTITUD POSITIVA juega en nuestro favor; es fundamental mantenerla en lo posible.
- LOS SENTIMIENTOS NEGATIVOS que aparecen en algunos momentos son humanos. Lo importante es saber reconocerlos, no tener miedo e intentar superarlos, o, al menos, equilibrarlos.
- PROFESIONALES SANITARIOS: No dude en ponerse en contacto con ellos para ayudarle con todos esos sentimientos negativos.