Desde la Sociedad Española de Neurorrehabilitación felicitamos a la Sociedad Española de Neurología por su reciente publicación del “Informe sobre la relación entre las enfermedades neurológicas y la salud cerebral” como respuesta al llamamiento iniciado en el 2022 por la OMS a impulsar acciones que ayuden a entender qué es la salud cerebral y la importancia de optimizarla.
Dentro de éste, podemos apreciar en el excelente trabajo llevado a cabo en el capítulo sobre la salud cerebral y enfermedades cerebrovasculares, como se describe que, en el caso del ictus, la optimización de la salud cerebral pasa por la aplicación de terapias reperfusoras en la etapa aguda, pero al mismo tiempo se requiere de un trabajo complejo y complementario posterior, tanto en Unidades de Ictus como en Unidades de Neurorrehabilitación, dentro del trabajo de equipos multidisciplinarios. E, igualmente, nos sumamos a la mención de la importancia que en cada una de estas etapas se mantenga las recomendaciones para una adecuada salud del lecho vascular (sueño saludable, actividad física regular, retiro del consumo de agentes tóxicos, dieta y mantenimiento de peso adecuado y control de factores de riesgo cardiovascular), las cuales además permitirán el mejor proceso de recuperación de calidad de vida previa durante el manejo neurorrehabilitador, no olvidando, al mismo tiempo, el seguir trabajando en la prevención de recurrencia de ictus que puede llegar a ser de hasta 40% a los 12 años de haber tenido un primer evento.
Los especialistas en los procesos subagudos y crónicos de neurorrehabilitación somos muy conscientes de dicha prevención secundaria, y debemos, al mismo tiempo que se trabaja la máxima recuperación de funciones perdidas y adaptación (integración) al medio social de las personas afectadas, mantener un cuidado médico (farmacológico y no farmacológico) para evitar las consecuencias nefastas que podría significar un nuevo daño cerebral sobrevenido.
La salud cerebral es por tanto un pilar fundamental para el mantenimiento de la autonomía funcional y calidad de vida de la persona. En el proceso de neuroplasticidad, base del trabajo neurorrehabilitador tras una lesión cerebral sobrevenida, las mismas recomendaciones saludables son de utilidad, dado que el envejecimiento prematuro, enfermedades neurodegenerativas previas y comórbidas, nuevos eventos cerebrovasculares, entre otros, pueden comprometer dicha capacidad de regeneración y recuperación del tejido dañado.
Estrategias basadas en el control de factores de riesgo vascular, estimulación cognitiva y promoción de hábitos de vida saludables son eficaces y útiles en esta etapa para la optimización de la función cerebral y reducción de riesgo de un deterioro neurológico mayor.