La sexualidad tras el daño cerebral sobrevenido. A propósito del 14 de febrero, día europeo de la salud sexual

close up couple holding hands bedComo todos sabemos, la sexualidad cumple un papel fundamental en la calidad de vida de las personas. Muchos procesos supraespinales (corticales y subcorticales) están involucrados en las distintas fases de la respuesta sexual. Se podría decir, por tanto, que el cerebro es el principal órgano sexual del ser humano.

Luego de un daño cerebral sobrevenido (DCS), la actividad sexual suele alterarse significativamente en ambos géneros. Cabe destacar que la afectación directa de los centros involucrados en su fisiología no suele ser habitualmente comprometida, pero si tiene una importante prevalencia la presentación comórbida de disfunción sexual con muchas otras afectaciones superiores de índole psicológico, anímico. No debiendo olvidar la influencia de la medicación utilizada. En cuanto al posible compromiso directo, dependiendo de la zona afectada la respuesta puede ser distinta. Por ejemplo, si se afecta áreas frontales, talámicas y conexiones frontolímbicas suele existir una desinhibición sexual. Por el contrario, si se afecta núcleos basales y áreas parietales aparece una disminución en la correcta función sexual, con tendencia a reducción de la libido. Además, las típicas afectaciones en suelo pélvico con trastornos de vías urinarias e intestinales generan una conducta de ansiedad y aversión al sexo.

Dentro de los servicios de atención neurorrehabilitadora del DCS es importante reconocer y manejar este tipo de afectaciones desde etapas tempranas para mejorar la calidad de la persona de una manera integral.

El manejo no solo implica mejorar los posibles síntomas fisiopatológicos directos en los órganos sexuales, sino llevar a cabo una educación psicológica, orientación y adaptabilidad sociocultural al respecto.

Por lo general dichas terapias requieren de un equipo transdisciplinario con fundamental intervención de un servicio de urología, ginecología y neuropsicología subespecializado. Las áreas habituales de intervención son a nivel de la conducta de deseo e interés sexual; desórdenes de mecanismos de atención y mantención del proceso excitatorio; desordenes de la erección, lubricación, eyaculación y orgasmo; y, síndromes dolorosos pélvico-sexuales.

Como en muchas otras áreas de la atención neurorrehabilitadora, en este campo es importante reconocer la afectación neurogénica primaria, y la asociación de factores de riesgo previos, así como antecedentes patológicos en el ámbito sexual (tanto físicas como psicológicas), necesario para llevar a cabo un adecuado tratamiento dirigido. Existen, por tanto, una serie de herramientas diagnósticas auxiliares como cuestionarios y escalas validadas, guías de exploración física dirigida, pruebas de laboratorio, y, pruebas de imagen ecográfica, incluso con test farmacológicos.

Una vez aclarados todos los mecanismos involucrados, existe una batería de opciones terapéuticas farmacológicas (inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5, apomorfina, yohimbina, estrógenos tópicos locales) y no farmacológicas (psicoterapia, prótesis específicas, dispositivos neuromoduladores periféricos) que deben ser debidamente manejadas por el equipo especializado.

Referencia:

Ulrich Mehnert. Management of bladder, bowel, and sexual dysfunction. De: Dietz V, Ward NS. Oxford Textbook of Neurorehabilitation. 1st edition. 2015. Oxford University Press.

Alan Juárez-Belaúnde

Miembro SENR

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